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Hommage à Alfredo Figueroa ( Mexique)

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Alfredo Figueroa

Alfredo Figueroa participa à de nombreuses RIDEF avec la délégation mexicaine. Il  a accueilli dans l'école Prométhée de Puebla, que dirigeait son épouse Hortensia et sa fille Ereri l'ensemble de la RIDEF pour un grand repas en juillet 2008. Nous ne l'oublierons pas.

Le journaliste Aurelio Fernandez Fuentes de la Jornada de Oriente la écrit le texte ci dessous :

"Un episodio común que tuvimos fue cuando regresamos de la expedición “científica” que hicimos a Miauhatlán, Oaxaca, para ver el eclipse total de sol del 7 de marzo de 1970. En aquel autobús, para el que el ingeniero Luis Rivera Terrazas había designado la conducción a un sujeto de aspecto lombrosiano apodado La Salerosa, nos volcamos cerca de Tehuacán debido al exceso en el uso de los frenos hecho por este improvisado chofer, más bien dedicado a otros menesteres. Salimos de la cinta asfáltica y nos posamos, derrapamos, del lado izquierdo. En ese vehículo Dina, de los chatos, iban universitarios que luego serían relevantes en la vida institucional, como Pedro Hugo Hernández, Rosa María Avilés, Gerardo Martínez, Rosa María Barrientos y Agustín Valerdi, el químico. En la confusión provocada por el impacto nadie alcanzaba a saber qué hacer; los responsables del grupo –cuyos nombres omitiré esta vez– se dieron a la fuga, presas del pánico. Recuerdo que Alfredo tomó las riendas de la situación, y con esa potente voz que tenía empezó a organizarnos a todos. Cuando los “responsables” regresaron, las cosas estaban en orden y esperábamos la ayuda. Pocos lesionados, ningún muerto. Esa experiencia fue para mí una enseñanza inolvidable, que mucho me sirvió en otras ocasiones.

Alfredo siempre quiso tener hijos y en cuanto pudieron, él y Hortensia nos dieron el primer sobrino. Su amor por ellos sobrepasó siempre cualquier expectativa.

Las discusiones con él siempre tenían un referente claro y fijo. Los desacuerdos aumentaban o disminuían, pero siempre sabíamos lo que pensaba. Nos acompañó en nuestras aventuras, aquellas llenas de espíritu rebelde, y se sumó a nuestras causas en tanto eran las suyas.

Hortensia y él eran uno y la misma cosa, siempre juntos, siempre optimistas, siempre propositivos.

Alfredo alcanzó a ver el triunfo electoral con el que nos imaginábamos que el país tomaría otro derrotero y por el que luchó durante más de 50 años. Quizá eso lo alegró. Estoy seguro.

Nos quedamos con Alfredo Figueroa Ayala en el corazón, en la memoria y en la entrañ."

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